Obra completa, de Blas de Otero

Qué bello ese adoquín milhojado, ese desplome de papel que le han hecho a Blas de Otero para juntar todas sus cosas. La poesía era, en efecto, un arma cargada de futuro, con forma de obras completas.

Pesa y puede. Blas de Otero es un poeta menor, cercano, que le quieres. Es tan inteligente como tu portero -quien lo tenga- o como tu perro, o como tú mismo cuando eres tonto. Quiere decirse que esto no es Basil Bunting, al que no se le entiende nada, ni TS Eliot, ni tal. Pero tampoco es Antonio Gamoneda, al que se le entiende enseguida que no tiene nada que decir, y por eso lo dice vaciando pompas de jabón.

El tocho principia con prólogo de experto, tan experto que opina que Blas es (sic) uno de los mejores poetas del siglo XX, desde la lógica de que la poesía en español (sic) fue la mejor del mundo en toda esa centuria. Anda, anda. Blas de Otero principia por su parte con endecasílabos correctos y sonetos, que era su gran pasión métrica y decimal, el juego para el que vivía. Los sonetos de este señor fluyen, como aquellos de Quevedo o Lope o Góngora -a los que copia todo lo que puede-, y sus rimas no quedan ridículas como quedan en cualquier otro poeta, ni el corte y confección del poema de C&A, como en Sabina con los suyos, vamos. Estos poemas, de Cántico espiritual, son como que no tengo voz pero practico la ventriloquia del verso.

Esa voz, ese timbre, ese que le queremos, llega con Ángel fieramente humano («a la inmensa mayoría») y sigue con Redoble de conciencia y Ancia y Pido la paz y la palabra, para perderse después en loas a Stalin y Cuba y abaratarse en preocupaciones políticas. Antes de que Facebook acabara con un escritor, el comunismo acababa con un escritor.

Lo de Otero es el ingenio, facilón tantas veces, con trucos como tomar frases hechas -de ahí la comunión con el vulgo- y apegarlas a otra cosa. Se pueden hacer poemas a la Blas de Otero muy enseguidita: por ejemplo, la expresión rutinaria «a dos carrillos» o esa otra de «a manos llenas»: busca un verbo X o un nombre X y apega, apega: «te odio a dos carrillos», «mi infancia a dos carrillos», «llorar a manos llenas», «la muerte a manos llenas». Chupao.

Luego tenemos el oído de Blas, que es muy rockero, muy de la melodía evidente del castellano. Cuando se pone bravo es fantástico: «Madre, no me mandes más a coger miedo / y frío a un pupitre con estampas», de Biotz-Begietan, uno de sus grandes poemas: «Escribo y callo».

Su lema es parecido: «Escribo / hablando.»

Hay que encabalgar. Si quieres hacer poemas como Blas de Otero, hay que dejar las frases para el verso siguiente, con sorpresa. Todo esto viene de Fray Luis de León, de aquello de: «Y mientras miserable-/ mente se están los otros abrasando / con sed insaciable/ del peligroso mando, / tendido yo a la sombra esté cantando», que es un poema bastante hijo de puta, como debe convenirse.

El libro sigue con los poemarios militantes («Esta que veis aquí es una poesía partidaria»), que son más malos que yo qué sé, y con unas prosas X que valen poco, pues Blas de Otero, aparte de perderse en políticas, se pierda, sobre todo, en España. Dedica tantos versos y poemas a España como JRJ al cielo o al mar, y es como que le preocupa «España» o ESPAÑA hasta extremos a día de hoy casi circenses. Toda esta generación, tanto de escritores como de cualquier otra cosa, pensaban el mundo por países, en lugar de por marcas comerciales, que es lo que nos toca hacer a nosotros; y así, claro, sus textos nacionales y llenos de Inglaterra y los franceses y «el alemán» dan mogollón de grima. Fin de la reflexión.

En addenda o colofón macarra -que una mano sabia hubiera quitado de aquí- se nos meten poemas varios o inéditos o sueltos, algunos de los cuales dan para mucha lamentación. Quiere decirse que Blas de Otero le hizo poemas -muchos- a la Virgen María, Salutaciones, pero no en plan broma, no; lo hizo en serio. Entonces trazamos esa línea que va de la Virgen María salutacionada a Stalin ovacionado y sus planes quinquenales vueltos poemas de cifras, y no sabe uno qué pensar.

Pero entre medias de toda esta melopea política y mediocre, recuerda uno versos brillantes:

«Me llevan a la muerte ya enterrado.»

«He vivido y he muerto, y he nacido / cien veces; y más veces he caído/ y tropezado, y otra vez alzado / y caído: en resumen, he vivido/”.

«Enfrente/ está el futuro: es todo lo que os dejo.»

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5 respuestas a Obra completa, de Blas de Otero

  1. Tania dijo:

    Gracias por el descubrimiento, Juan. Hace poco tuve la oportunidad de leer su colección impresa de críticas -muchas las recordaba porque le vengo leyendo un tiempo- y me di cuenta de que cada vez le quiero leer menos por su ‘capacidad destructiva’ y más por los descubrimientos y las reflexiones que nos brinda. Me gusta especialmente que recoja fragmentos de sus lecturas, en este caso versos, y los traiga para nosotros. Me gusta porque creo que es usted un excelente lector y porque pienso que, a menudo, en esto de la crítica literaria, la obra no se pone sobre la mesa sino que se discute como quien discute un muerto.

    He sentido la necesidad de comentarle esto aquí porque veía muy fea esta entrada con cero comentarios. Un abrazo.

  2. Urraco dijo:

    ¿Amaría don Blas a las Pussy Riot?

  3. Pedro Alvarez dijo:

    Entiendo que en España no tenga trabajo ninguno y que volvieron a ser tercermundo y todo, pero aprovecha tu tiempo y no pierdas el tiempo escribiendo tonterías como estas

  4. Estoy sorprendido de encontrar esta web. Quería daros las gracias por escribir esta obra maestra. Sin duda he saboreado cada pedacito de ella. Os te tengo agregados para ver más cosas nuevas de este blog .

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