Nota del autor, de Joseph Conrad

Los prólogos son una cosa escrita para tontos. Un prólogo es siempre innecesario y siempre hay que saltárselo antes de leer lo que anticipa. Hay gente que lee los prólogos y cree que ha entendido algo del mundo, incluso algo del libro. Hay gente, también, que se merece un prólogo ella misma para ahorrársenos a los demás. Qué puta lástima no poder prologar personas y darlas por consabidas. Quizá Facebook no sea más que un prólogo para enunciar que uno no vale la pena.

Joseph Conrad. El caso es que un libro compuesto exclusivamente de prólogos es toda una reivindicación del proemio. Es el único libro donde no puedes saltarte el prólogo sin saltártelo todo. A Conrad lo tuvieron dos o tres años escribiendo putos prólogos a su propia obra. Seguramente hizo algo mal para merecer semejante suplicio.

Alguien editaba todo Conrad y tuvo la idea feliz de encargarle un comentario a cada uno de sus libros; a todos y cada uno. Ahí vemos a Conrad sentado a su mesa políglota tratando de decir algo sobre sus propios libros, algo con sentido a sabiendas de que tanto prologar no podía ser sano. Algunos prólogos son obvios y rectilíneos y van de la trama de la novela y poco más; otros ilustran sobre las fuentes de inspiración de la historia que se contó, normalmente periódicos o cotilleos; otros más aún recuerdan las malas críticas recibidas y todo el preliminar es rencilloso y al rencor; otros, los mejores, no van de nada, porque Conrad, como es lógico, no tiene nada que decir muchas veces de sus propios libros, así que escribe y escribe -sin decir cosa alguna- hasta completar piezas perfectamente literarias.

Muy interesante es la explicación del autor sobre su escritura amadrastrada; o sea, en inglés. No hubo, dice, elección; no se hernió Conrad para aprender el inglés y hacer literatura con esta lengua. De hecho: «de no haber escrito en inglés nunca hubiera escrito una sola palabra.»

También jugoso es el placer que explicita ante el éxito comercial que tuvieron algunos de sus libros; en concreto, Azar, novela que ahora nadie lee: «Lo que ha hecho de éste un libro para mí memorable, dejando al margen el sentimiento natural que uno tiene para con sus propias obras, es la respuesta que provocó. El público en general respondió con generosidad, quizá con mayor generosidad que ante cualquier otro de mis libros, y de la única forma en que puede responder el público en general, es decir, comprando un determinado número de ejemplares.»

El respeto de Conrad por el público lector «en general» queda de manifiesto algunos renglones más abajo: «sería un desafuero indecente negarle al público en general la posesión de una mentalidad crítica.»

Todo está escrito con esta elegancia deliciosamente trasnochada, una prosa señorial y polaca. Ninguno de estos prólogos da ganas de leer el libro, lo que, al cabo, quizá sea lo mejor que se puede decir de ellos.

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8 respuestas a Nota del autor, de Joseph Conrad

  1. Escafarlata dijo:

    Gigante la frase “sería un desafuero indecente negarle al público en general la posesión de una mentalidad crítica.” Molt bon post.

  2. Willie dijo:

    Otro famoso prologuista es Nabokov. El cabrón te soltaba la historia en un par de frases, supongo que para que se pudiera disfrutar mejor del estilo, la intención, etc.

  3. Anónimo dijo:

    Recuerdo haber leído hace años un montón de obras de teatro de Jardiel Poncela, cada una de ellas precedida de un «Circunstancias en que se concibió, se escribió y se estrenó» escrito por el autor y que estaban todos ellos muy bien. Yo al menos, que era entonces joven y contentadizo, me divertí un montón leyéndolos, y como a Jardiel lo leía mayormente para divertirme la cosa me pareció muy adecuada. Puestos a escribir prólogos, yo creo que deberían escribirse así todos.

  4. vanbrugh dijo:

    Recuerdo que hace años leí un buen montón de comedias de Jardiel Poncela, cada una de ellas precedida por un «Cómo se concibió, se escribió y se estrenó» escrito por el autor y que no estaban nada mal. Por lo menos yo, que era entonces joven y contentadizo, me reí mucho con ellos, que era para lo que leía a Jardiel, para reirme. Prólogos así están bien, hombre.

  5. Prólogos, los borgianos/borgeanos/borgesianos.

  6. La prosa de Conrad es como el cerdo: se puede aprovechar todo, hasta el andar

  7. Amónimo dijo:

    “Tu beligerancia cultural, ¿fruto de la pasión o del resentimiento?”: ahí te duele, ¿no?

  8. El libro que me estoy leyendo viene, evidentemente, prologado con atención ya que el autor ha re-escrito partes, así que el aviso se agradece de que difiere de ediciones anteriores, lo que no se agradece tanto es una observación respecto a una de sus influencias que hace que me lea el libro bajo ese filtro…

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