1Q84, de Haruki Murakami

Hay algo encantador en que esa gran Q del título último y colosal de Murakami discurra en paralelo a la Q del sello editorial que se forra con él en España, TusQuets Editores. Autor y Editorial llevan más de una década de la mano, caminando felices los pazos del éxito, llenando las librerías de zorras niponas y oficinistas que ven cosas raras en el cielo, en el suelo y en las zorras niponas. Murakami es el sueño húmedo de un salary-man.

No posteé sobre, pero también me leí en su momento, De qué hablo cuando hablo de correr, que no iba, aún siendo de Murakami, de correrse, manchar las bragas, expulsar tofu líquido, sino efectivamente de correr. Murakami tiene el mal gusto de sudar en el asfalto algunas veces, y de no parar de sudar hasta haber cubierto 40 kilómetros con su sudor y sus pisadas, momento en el que se detiene, dobla la espalda, junta manos con rodillas, suspira y dice: ahora voy a escribir otra puta novela de 1000 páginas.

Y así llega 1Q84, 750 páginas de las que faltan todavía las que componen el Libro 3. Murakami avisaba en su ensayo sobre el maratón que correr tan largo tenía vínculos muy precisos con escribir tan largo, que era todo una cosa de aguantar el dolor y mirar siempre hacia una meta longincua y proto-humana. Si correr 40 putos kilómetros no va de llegar antes, sino sólo de llegar, ya hemos dicho aquí mil veces que escribir un tocho no va de hacer buena literatura, sino de desfondar el dedal de la imaginación y de la palabra, de desparramar sobre el mundo todo un mundo binario, de tinta y celulosa, y creer que eso en sí mismo es ya una propuesta literaria.

A todas las novelas de más de 300 páginas les sobran 100, incluida Guerra y paz, a la que le sobran las páginas pacíficas y algunas marquesas de quitaypón.

Voy a poner una foto y hablamos del libro.

1Q84 es más de lo mismo, más Murakami. Estas son las características básicas de una novela de Haruki-kun, y si no las encuentran en alguno de sus libros, devuélvanlo que lo ha escrito Ildefonso Falconés:

1. Dos personajes protagonistas; un hombre y una mujer.
2. Un adolescente (hombre o mujer) rarito.
3. Sexo cada 50 páginas. Los hombres entran a él como idiotas y las mujeres son frías y lanzadas y parece que les hacen un favor a los hombres por comerles la polla, dejarse penetrar o hacerles una paja.
4. Cosas raras.
5. Todo personaje es descrito físicamente; todo personaje, cuando cambia de ropa, es descrito en su indumentaria. Todo personaje que come ve detallado qué come y qué bebe. Absolutamente todos y siempre. Si de algún personaje no se dice qué ropa lleva, es que va desnudo y está follando.
6. Cultura. Siempre encontrarán referencias a libros, música, cine y artes plásticas en una obra de Murakami. Y siempre serán referencias de Trivial o, incluso, de esos tests que vienen en los sobrecitos del azúcar. Cosas como quién descubrió América. En esta novela: George Orwell, Chejov, Steve McQueen, Jeff Beck, Telemann, La huida, El gran Gatsby, Los hermanos Karamazov

Estas características, por diversos motivos (morbo, entretenimiento, sensación de estar leyendo algo importante), facilitan la lectura y enamoran al lector.

El éxito (y cercanía con el bestseller) de Murakami se ve reforzado por el cliché narrativo, es decir, por motivaciones de los personajes que está probado que siempre funcionan. A saber, en 1Q84:

El asesino se hace amigo del policía. Aomame y Ayumi.
El hombre sale con una mujer mayor porque su madre lo abandonó y la echa de menos. Tengo (nombre del coprotagonista).
La señora adopta a una niña porque, si su hija aún estuviera viva, tendría su misma edad. Una vieja que sale.
El malo es inteligentísimo. El malo, líder de la secta Vanguardia.
Un amor eterno, más allá de la muerte y de Ikea. Aomame y Tengo.

No es tan difícil, coño. Háganlo en casa y dejen de llorar porque venden 400 ejemplares.

Sinopsis: Aomame mata a un tipo: se lo merecía porque no amaba a las mujeres, y las pegaba. Aomame es asesina profesional. Tengo tiene 30 años, es profesor de matemáticas. También escribe. Un editor le encarga reescribir la obra de una chica de 17 años, Fukaeri. La obra, mejorada, gana un gran premio y se convierte en un bestseller. Trata de la Little People, una gente pequeñita que domina el mundo y nos controla o va a invadir o algo. Fukaeri ha salido de una secta, Vanguardia, que su vez salió de otra secta, Amanecer. Son sectas muy jodidas porque una vez se liaron a tiros con la policía. Se dice que su líder viola niñas de 10 años, como hobby, aunque él afirma que es bueno para las niñas. Tengo recuerda de vez en cuando a una niña, sí, de 10 años, que le dio la mano en el aula y le enamoró para siempre. Nunca la volvió a ver. Aomame recuerda a un niño llamado Tengo: ¡el amor de su vida! Aomame tiene noticia de que el líder de una secta viola niñas de 10 años y decide acabar con su vida. (Hasta aquí puedo leer.)

Ejemplos de cómo hace Murakami para escribir 750 páginas (repito: ¡aprendan!):

Tengo lavó arroz, encendió la olla eléctrica para hacer el arroz y, mientras se cocía, preparó una sopa de miso con algoa wakame y puerro, frió unos jureles secos, sacó tofu de la nevera y lo condimentó con jengibre. Ralló rábano daikon. Recalentó un caldo de verduras que le había sobrado en una olla. Acompañó todo con nabo en salmuera y unas ciruelas ume encurtidas. (pag. 572).

notas: 1. el puerro no es estrictamente decisivo para la trama de 1Q84. 2. Tengo cocina de puta madre unas 30 veces en la novela: no tiene nada que ver con nada en absoluto (¡en la página 459 ya había cocinado!). 3. El tofu tampoco es la clave de la novela 1Q84 de Haruki Murakami.

Aomame se puso un vestido gris azulado de manga corta con una pequeña rebeca blanca sobre los hombros y se calzó unos zapatos de tacón de Ferragamo. Llevaba pendientes y una fina pulsera metálica. El bolso bandolera de siempre lo dejó en casa (el picahielos también, por supuesto) y se llevó un pequeño monedero de La Bagagerie. Ayumi vestía una sencilla chaqueta negra de Comme des Garçons, una gran camiseta marrón escotada, una falda acampanada de flores, el bolso de Gucci de la última vez, un pequeño piercing con una perla y unos zapatos marrones de tacón bajo.

notas: 1. Aomame tiene mucha ropa. 2. Ayumi tiene mucha ropa. 3. Todos los personajes tienen mucha ropa. 4. Este es el mensaje de Murakami: en Japón tenemos mucha ropa, coño.

Y para acabar: todas las conversaciones de la novela duran 20 páginas, a excepción de la charla entre Aomame y el líder de la secta, que dura… ¡100 páginas! (una hora de tiempo real).

Son las mejores 100 páginas del libro. Mientras en el primer asesinato, que abre la novela, está claro que el tipo se lo merece, en esas 100 páginas el autor nos hace pensar que se lo merece, luego que no queremos que muera, porque el líder es un tipo de puta madre, luego que sí queremos que muera, porque está sufriendo y le viene bien un punzón en la nuca, y finalmente que no queremos que Aomame mate a un buen tipo, pobrecita. Magistral.

Ninguna novela de 750 páginas que uno se lee entera es mala.

That´s my word.

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